Este texto está extraído del discurso que pronunció el autor el 17 de junio de 2005, en ocasión de su investidura como Doctor Honoris Causa de la Universidad Ramón-Llull de Barcelona, España.
Cuando me paro a reflexionar sobre mis viajes por el mundo, viajes que se han prolongado durante muchos, muchos años, a veces tengo la impresión de que las fronteras y los frentes, los peligros y las penalidades propios de esos viajes, me han producido menos inquietud que la incógnita, siempre presente y renovada a cada momento, de cómo transcurriría cada nuevo encuentro con los Otros, con esas personas extrañas con las que me toparía mientras seguía mi camino. Pues siempre supe que de ese encuentro dependería mucho, muchísimo, si no todo.
Cada uno de ellos fue una incógnita: ¿cómo empezaría? ¿cómo transcurriría? ¿en qué acabaría?
El mero planteamiento de preguntas como éstas es, por supuesto, tan antiguo que podría calificarse de (...)