“La cuestión del Sáhara no evoluciona favorablemente para Marruecos. Nuestra opinión pública cree confusamente que nuestra causa está sobre una pendiente resbaladiza. Presiente también que un desenlace desfavorable de este conflicto augurará un período de inestabilidad probablemente desastroso para el futuro del país. La monarquía tendrá enormes dificultades para sobrevivir a un fracaso semejante y el país pagará un alto precio por ello”. Así, en una carta abierta al rey de Marruecos Mohammed VI publicada en agosto de 2005, el periodista marroquí Aboubakr Jamaï, director de Journal hebdomadaire, señalaba la gravedad de la situación en el Sáhara Occidental, donde los acontecimientos continúan precipitándose.
Desde mayo de 2005, las manifestaciones secesionistas se suceden en El Aaiún y Smara, las dos grandes ciudades saharianas: su violenta represión ha vuelto la situación explosiva, especialmente a finales de octubre (ver artículo de Lombart y Pichot en página 8). Por otra parte, en agosto, expresando el (...)