Las fuerzas estadounidenses pierden entre uno y dos soldados por día en Irak, desde el fin “oficial” de la guerra. Paradoja de las nuevas situaciones que se observan en Afganistán desde hace dos años: la posguerra se tornó más peligrosa que la guerra misma. Sin embargo, todo había comenzado como una gran película en torno al Estado Mayor estadounidense instalado en Qatar y a sus puestos de mando repletos de pantallas.
Las diferentes escuelas de pensamiento militar estadounidenses, basadas en una superioridad tecnológica absoluta, dieron origen a conceptos político-militares muy mediatizados tales como “ataques inteligentes” o “cero víctimas”. Incluso los sectores intelectuales, desgarrados por el drama yugoslavo, el trauma del 11 de septiembre de 2001 o el objetivo de derrocar a la dictadura iraquí reformularon su relación con la violencia internacional. Así, la guerra se vio relegitimada con ayuda de nociones diplomático-militares recientes como el derecho de injerencia humanitaria o las (...)