La Declaración de Bolonia (1999), con el horizonte del 2010, puso en marcha el proceso de construcción del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Este proceso ha de ser contemplado unido al de la construcción del Área Europea de Investigación (AEI), surgido de la Declaración de Lisboa (2000) y de la de Barcelona (2001), que estableció el objetivo de dedicar a la I+D el 3% del PIB. La declaración de la Comisión Europea de febrero de 2003, “El papel de las Universidades en la Europa del conocimiento”, reconoce a éstas un papel fundamental para conseguir hacer de Europa “la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo”.
Las Universidades europeas y la mayoría de los gobiernos del continente, han asumido el compromiso, con una clara prioridad de trabajar para un mejor futuro de nuestros graduados, jóvenes o no. Se trata, entre otras cosas, de construir un espacio más (...)