En la urbanización Cité du Luth, situada en la localidad de Gennevilliers, en la periferia parisina, en la década de 1990 el Club Juvenil cumplía un papel fundamental para los adolescentes. Allí encontraban actividades de esparcimiento, se les ayudaba a hacer los deberes escolares, recibían consejos, se les estimulaba. De no ser por ese club, la mayoría de esos jóvenes no hubieran podido ir jamás de vacaciones y pasarían una buena parte de su tiempo libre “acampando” en los halls de entrada de los edificios... Los responsables de ese club provienen todos de familias argelinas y marroquíes del barrio. Ellos constituyen en la urbanización lo que se puede denominar una pequeña elite, un grupo de jóvenes opuesto al que forman los adolescentes que han fracasado en la escuela y los pequeños traficantes que alimentan la “cultura de la calle”.
Esos voluntarios que trabajaban en asociaciones de barrio en general tenían estudios (...)