“No os mováis. Esperadme aquí”. Aguardamos en la puerta de ese café bruselense que está al lado del Parlamento Europeo. Con una cerveza en la mano, dos empleados de mantenimiento de la Empresa Nacional de Ferrocarriles belga parecen perdidos en medio de la multitud de traje y corbata que centran su atención en sus ordenadores portátiles, con el prendedor de estrellas del Parlamento en el ojal. “Está bien. No veo a nadie conocido”, se tranquiliza nuestra guía, que duda una vez más, nos hace jurar por nuestro honor que mantendremos su anonimato, después nos ubica en el fondo del local, detrás de una pared, antes de echar con preocupación un último vistazo a su alrededor. Únicos lugares de sociabilidad en el austero barrio europeo, los establecimientos de la plaza de Luxemburgo, como este –que ofrece como plato del día raviolis con trufas–, atraen a los responsables de la toma de (...)
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Una directiva demasiado crucial para debatir públicamente sobre ella
En teoría, una directiva europea como la del desplazamiento de los trabajadores se discute ampliamente en el Parlamento de Estrasburgo. En la práctica, se forja en el curso de singulares conciliábulos...
por Pierre Souchon,
abril de 2014
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