Si hay un tipo de creación visual que equivalga exactamente a las greguerías de Ramón Gómez de la Serna es la fotografía de Chema Madoz (Madrid, 1958). A caballo entre la poesía visual y un surrealismo risueño y epidérmico, el ingenio de Madoz intercambia la función de los objetos, juega con asociaciones chocantes, sorprende con el descubrimiento de equivalencias, construye y manipula objetos, añade efectos, altera escalas y sobrepone o sustrae partes para invertir la lógica utilitaria en asociaciones libres de conceptos, ligados o contrapuestos, vinculados a las nuevas funciones de los artefactos resultantes.
La metáforas, normalmente antifotográficas, son la base de su obra y a través de ellas parece perseguir la creación de un universo ilógico aunque paradójicamente muy ordenado, que precisamente por entronizar el absurdo aspira a conjurar la esencia misma del desorden a través del humor. En Madoz, que no fotografía nunca personas o animales, encajan todos los (...)