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Otra Europa es posible

Un déficit de legitimidad

por Bernard Cassen, octubre de 2017

La legalidad es una cosa, la legitimidad otra. Se han escrito bibliotecas enteras sobre esta distinción clásica en filosofía política. Es la noción de consentimiento la que puede articular ambos términos: una decisión, una situación o una institución puede perfectamente basarse en derecho, pero solo se torna legítima si recibe tácitamente y de forma consensuada la anuencia de los miembros del grupo al cual se aplica. La construcción europea es un verdadero laboratorio del no respeto de esta exigencia...

El ejemplo más caricaturesco de la falta de legitimidad de un procedimiento comunitario fue la ratificación, en 2007, del Tratado de Lisboa por la vía parlamentaria cuando, en realidad, era una copia fiel del Tratado Constitucional Europeo rechazado dos años antes por referéndum en Francia y en los Países Bajos. En el plano legal, no había nada que objetar: el tratado había sido ratificado de acuerdo a las formas reglamentarias, pero su (...)

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