“Estoy frustrada, ¡abandono! (…) No puedo seguir en esta comisión que no hace absolutamente nada”. El pasado mes de agosto, Carla Del Ponte anunciaba su salida de la Comisión de Investigación de Naciones Unidas sobre Siria. La exfiscal del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) puso punto final a su participación en este órgano creado el 23 de agosto de 2011, pues consideraba que se había convertido en “una coartada”. Acusa al Gobierno sirio de “terribles crímenes de lesa humanidad” y, a la vez, considera que la oposición siria “solo se compone actualmente de extremistas y de terroristas”. Tres semanas más tarde solicitará la creación de un tribunal para Siria.
No obstante, esta dimisión, una confesión de impotencia y con repercusión mediática, permitió recordar la impunidad judicial de la que se beneficia el Gobierno sirio. Aunque todas las partes del conflicto han perpetrado crímenes y atrocidades, en particular los (...)