Madrid, 15 de mayo de 2011. Centenares, y luego miles de manifestantes, enseguida rebautizados por la prensa como “indignados”, se reúnen en la Puerta del Sol, en el corazón de la capital española, y en el resto de plazas de otros municipios. Denuncian el poder de los bancos sobre la economía y una democracia que “no los representa”. Exaltadas, sus asambleas prohíben banderas, siglas políticas y discursos en nombre de organizaciones colectivas. Enseguida surge un lema entre sus filas: “El pueblo unido no necesita partidos”.
Tres años después, la plaza de la Puerta del Sol está vacía. La ambición por que las cosas cambien no ha desaparecido, ha mutado. De manera inesperada, la esperanza se cristaliza ahora en una nueva formación política, Podemos. Mientras que en la mayoría de los países europeos los partidos chocan frente a un creciente descrédito, Podemos se encuentra en cambio con un éxito impresionante.
“Nos cuesta creerlo (...)