La V Cumbre de Líderes de América del Norte (9 y 10 de agosto pasado, en Guadalajara, México), en la que participaron el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, y los presidentes Barack Obama, de Estados Unidos, y Felipe Calderón, de México, fue en cierto modo decepcionante. El golpe de Estado en Honduras mereció una mención sin gestos significativos y temas espinosos y de gran interés para los mexicanos, como la migración, quedaron para el futuro. A pesar de ello, el presidente Calderón se mostró satisfecho por el fuerte espaldarazo recibido de Obama, en lo referente a una problemática que lo tiene en jaque y que pone a México en peligro de terminar siendo considerado un Estado “fallido”: el combate contra el narcotráfico.
Calderón, que mantiene con las Fuerzas Armadas de su país un trato de especial favoritismo, movilizó desde un comienzo a los efectivos militares y creó en 2007 una (...)