He participado, con alegría, impulso y sensación de servir, en “golpes” contra los mítines del Frente Nacional (FN), en la denuncia de “casos” en los que éste estaba implicado, en demostraciones “expertas” de la incoherencia de sus programas, etc. Esas indignaciones no impiden que se vote a Le Pen. Incluso podemos preguntarnos si el sentimiento de superioridad moral de esos arcángeles exterminadores que no conocen ni a un solo “votante” de Le Pen, ni a un solo afiliado al FN y que los imaginan poseídos por oscuras pasiones, brutales, espantosas, no demuestran, sobre todo, su propio “racismo de clase”.
Dos ejemplos entre muchos otros. El comunicado de la Liga de los Derechos Humanos del 15 de noviembre de 2013 se titula: “¡Conjuremos la estupidez y el cinismo, rechacemos el odio y el racismo!” y denuncia “una estupidez y una ignorancia que se infiltran en todos los engranajes de la vida social”. (...)