Entre las numerosas expresiones de la crisis política francesa se puede mencionar la propensión de algunos candidatos o partidos a proclamarse “antisistema”. Así se ha visto cómo Emmanuel Macron, ex ministro de Economía de François Hollande, y François Fillon, quien fuera primer ministro de Nicolas Sarkozy, han adoptado una postura rebelde en un intento por escapar al descrédito que golpea a la representación política. Ambos han retomado una táctica que resultó exitosa tanto en 1995, cuando Jacques Chirac se impuso ante el primer ministro saliente Edouard Balladur, como en 2007, con un Nicolas Sarkozy que encarnaba una “ruptura” con un Gobierno del que, sin embargo, había formado parte. Así fue como los dos candidatos de la derecha pudieron romper la maldición que, desde 1981, hace que el partido en el poder pierda sistemáticamente las elecciones.
Sin embargo, existe una manifestación de esta crisis menos exuberante pero más significativa: la imposibilidad de (...)