Para el observador que se adentra por primera vez en el mundo balompédico belga, una realidad salta inmediatamente a la vista: todos se conocen. El país es pequeño, ciertamente, y eso ayuda. Pero el mundo del fútbol belga es aún más pequeño. Y en este entorno endogámico han florecido abusos financieros a gran escala, a lo largo de los años, hasta que salió a la luz lo que se ha dado en llamar el escándalo del “Footbelgate”.
Todo comenzó a finales de 2017. La Unidad de Tratamiento de Información Financiera (CTIF, por sus siglas en francés), un organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, tuvo conocimiento de 27 cuentas bancarias vinculadas a una sola persona en una sucursal de Hasselt, en la provincia de Limburgo. La CTIF informó a la Fiscalía federal. Se nombró un juez de instrucción y se abrió una investigación: la operación recibió el nombre de “Manos Limpias”, en (...)