Todos los años, en marzo, el director Maurice Frydland y el crítico Jacques Baudou presentan los Encuentros internacionales de televisión en la Comédie de Reims. Este festival popular, al que los grandes medios de comunicación no miran con buenos ojos, presenta a cientos de espectadores los telefilmes y series producidas en Italia, Reino Unido, Canadá, República Checa, Dinamarca, Japón, China (invitada de honor en 2003), Suecia, Bélgica, Estados Unidos y Francia. Amarga constatación: el más modesto de los telefilmes checos o daneses sorprende por su inteligencia, su carga emocional o su compromiso, mientras que la mayoría de las ficciones francesas, plagadas de lugares comunes y de personajes huecos, unen una afligente vacuidad a una vanidad desconcertante.
Desde 1945 la competencia y la emulación son la norma general en la televisión de Gran Bretaña, de manera que las ficciones británicas, cualquiera que sea su difusor, atestiguan una extraordinaria libertad de creación. En (...)