Domingo 8 de febrero de 2003. Casi toda Argelia se encuentra sentada frente al televisor siguiendo el partido de cuartos de final de la Copa de África de Naciones (CAN) en el que la selección nacional de fútbol se enfrenta en Sfax, Túnez, con la de Marruecos. A seis minutos del final, los argelinos abren el marcador; la clasificación es prácticamente un hecho. Sin esperar el silbato final, millones de personas toman las calles en todas la ciudades del país. De Tlemcen a Annaba, de Argel a Tamanrasset, estalla una inmensa explosión de alegría. “No se veía semejante espectáculo desde 1990, cuando Argelia ganó la CAN de local. Incluso la gente a la que habitualmente no le interesa el fútbol estaba entusiasmada”, cuenta el arquitecto argelino Hamid Mokrani.
Lamentablemente, a pocos segundos del final, los marroquíes empatan y se imponen durante la prórroga. Argelia es eliminada. “Abatidos, nos pusimos a llorar (...)