Hace unos diez años asistí a una conferencia titulada 1968 en una universidad de Nueva Jersey. El orador, Mark Rudd, figura del movimiento estudiantil y de la contracultura de los años 1960, se había jubilado en Nuevo México tras haber impartido Matemáticas en centros de enseñanza superior frecuentados principalmente por pobres. En su discurso se divirtió desmitificando la fama que adquirió cuando, con unos veinte años, desempeñó un importante papel en la ocupación de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Durante la misma época también formó parte del Weather Underground, un grupo radical apreciado por los medios de comunicación, partidario de la “propaganda a través de la acción”, que tuvo su momento de gloria al hacer explotar unas bombas frente al Capitolio y, a continuación, ante el Pentágono (afortunadamente sin causar víctimas).
El público, compuesto principalmente por estudiantes y por jóvenes politizados y fascinados por la condición de fugitivo que (...)