Junio de 2015. Tres meses antes de situarse a la cabeza del Partido Laborista, Jeremy Corbyn declaraba que una “Europa usurera que transforma a las pequeñas naciones en colonias sometidas bajo el peso de la deuda” no tiene “ningún porvenir”. La sentencia no sorprende mucho: en 1975, en el marco de un referéndum, Corbyn votó por la salida del Reino Unido de lo que entonces se llamaba la Comunidad Económica Europea; en 1993 rechazó el Tratado de Maastricht, pronosticando que impediría a los Parlamentos nacionales “definir su propia política económica, en beneficio de un puñado de banqueros que no han sido elegidos”. Inesperado giro de 180 grados: apoya el voto remain (“permanencia”) en el marco del referéndum del próximo 23 de junio.
Contrariamente a Corbyn, David Cameron siempre había intercedido a favor de la Unión Europea. Los buenos resultados del Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) y el despertar (...)