“Hubiera sido tácticamente fácil decir no, para utilizar la rabia que existe en el país. (...) Yo he considerado, en nombre de una gran mayoría de socialistas, que nuestro deber es actuar de manera que mañana exista una Europa que funcione”. Como muchos otros representantes de la izquierda, François Hollande, primer secretario del Partido Socialista francés, considera que el imperativo de construir “la Europa” implica pasar por alto (¿provisionalmente?) las reivindicaciones sociales de su electorado tradicional. Es por ese motivo, y siguiendo estrictamente las posiciones adoptadas por su partido, por lo que llama a sus militantes a pronunciarse por un “sí socialista” al Tratado constitucional europeo.
Sin embargo, ese Tratado provoca –más aún que el Tratado de Maastricht en 1992– una manifiesta división, tanto en la base como en la cúpula del partido fundado por François Mitterrand: 42% de los militantes se opusieron a él en el referéndum del 1° de (...)