¿Quién puede dudar todavía de la capacidad de movilización de los trabajadores chinos cuando sus derechos se sienten amenazados? El pasado abril, en Dongguan, ciudad del sur de China, los cuarenta mil obreros de la enorme fábrica de zapatos Yue Yuen –que produce para marcas occidentales como Nike, Adidas, etc.– se declararon en huelga durante dos semanas. Fue uno de los movimientos más importantes de estos últimos años, pues demostró hasta qué punto, en el transcurso de las tres últimas décadas, los gobiernos locales han obviado el derecho laboral o ignorado su violación con el fin de atraer y conservar las inversiones.
Todo comenzó cuando algunos empleados descubrieron que, desde hacía diez años, esta compañía taiwanesa no pagaba la parte correspondiente al empresario de las cotizaciones sociales. Dado que estas cotizaciones deben pagarse a un fondo controlado por el gobierno local, las autoridades de Dongguan necesariamente estaban al corriente, pero habían (...)