“Debemos ser más agresivos (contra Hamás)… Hay que hacer caer a su gobierno”. Estas declaraciones del 14 de mayo de 2008 no fueron hechas ni por un general ni por un político israelí, sino por el corresponsal de asuntos militares del segundo canal de televisión, Roni Daniel. Cuando se trata del conflicto con los vecinos árabes, los periodistas israelíes se transforman a menudo en simples portavoces de los argumentos del establishment militar.
Desde hacía meses los dirigentes del país, Tzipi Livni (Kadima) y Ehoud Barak (el falso laborista) anunciaban su objetivo en Gaza: anular a Hamás y dar una “lección inolvidable” al adversario, aunque fuera al precio de destrucciones masivas y de grandes pérdidas humanas. Los medios de comunicación siguieron apoyando esta estrategia aún después del desencadenamiento del ataque, en momentos en que las imágenes terribles de destrucción se proyectaban en los televisores de todo el mundo –salvo en las de (...)