Por primera vez desde su creación, en 1948, el Estado de Israel debe enfrentarse a graves acusaciones de crímenes de guerra, provenientes de personalidades mundialmente respetadas. El propio secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, que siempre es prudente en relación con las acciones de Estados soberanos, sobre todo cuando están alineados con la política del miembro más influyente de la ONU, Estados Unidos, se ha unido a la petición de una investigación y de posibles acusaciones judiciales. Es cierto que el ataque lanzado el 27 de diciembre de 2008 contra la Franja de Gaza difiere de todos los precedentes recursos a la fuerza de Israel, tanto por las armas utilizadas como por la aplicación de una táctica criminal contra una población indefensa.
Mil trescientos treinta palestinos y trece israelíes resultaron muertos (algunos de éstos por “fuego amigo”), lo que da una relación de más de cien a uno. (...)