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No todos los colombianos se llaman Ingrid

Desde la liberación de Ingrid Betancourt, el 2 de julio de 2008, Colombia ha desparecido totalmente de la agenda mediática y de las preocupaciones de la “people” y de los políticos, hasta entonces apasionados por este país. La misma suerte han corrido los rehenes secuestrados por la guerrilla y el asunto del intercambio humanitario. Justo hemos podido saber que, el pasado 13 de enero, el presidente Álvaro Uribe recibió, en Washington, de manos de su homólogo estadounidense George W. Bush –al final de un mandato cuyo balance ha sido calamitoso–, la Medalla Presidencial de la Libertad. Todo un símbolo…

por Paola Orozco Souël, marzo de 2009

Centro de Bogotá. A la entrada de un rascacielos vigilado por cámaras, un guarda pregunta mecánicamente: piso, razón de la visita, documento, número de teléfono. A cambio, un pase autoriza a atravesar el hall, da derecho a un cacheo minucioso y permite el acceso a los ascensores. En el vigésimo quinto piso, otro guarda hace las mismas preguntas. Por último, dos puertas blindadas y una cámara de seguridad marcan la entrada a las oficinas: organizaciones de defensa de los derechos humanos, sindicatos, partidos políticos, organismos independientes. A veces, además de los guardaespaldas, una ambulancia sigue los trayectos de un político de la oposición que se desplaza en coche blindado.

¿Será un mito la “seguridad democrática”, esa enérgica política del presidente Álvaro Uribe Vélez, quien llegó al poder en 2002? Numerosos magistrados, miembros de organizaciones no gubernamentales (ONG), sindicalistas, políticos e incluso algunos periodistas parecen pensar eso. Según Alirio Uribe, defensor de (...)

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