La firma, el pasado 17 de diciembre en Sjirat, Marruecos, de un acuerdo de unidad nacional entre los representantes de los dos parlamentos libios bajo la égida de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) demuestra la pertinencia del diálogo político iniciado en septiembre de 2014. A pesar de las tensiones entre entidades geográficas y grupos rivales, la gran mayoría de los adversarios que hace apenas un año se negaban a reunirse aceptaron hacer concesiones. Ni siquiera los más radicales de ambos campos rechazan la idea de una reconciliación. Aunque perfectible en muchos aspectos, la política de “pequeños pasos” puesta en marcha por la ONU, sumada a la multiplicación de las iniciativas de actores locales en el oeste del país para poner en marcha medidas de confianza, permitió contener, e incluso reducir sensiblemente, el nivel de violencia en el país.
A pesar de las apariencias e incluso aunque los medios de (...)