“Si Kosovo es dividido, no podemos seguir garantizando la integridad de sus fronteras con Albania, ni con la parte albanesa de Macedonia”: esta declaración del ministro de Asuntos Exteriores de Albania, Besnik Mustafaj, en marzo de 2006, provocó una cierta conmoción en las cancillerías. En efecto, la definición del estatuto de Kosovo plantea el problema de las fronteras balcánicas, y ningún tema podrá considerarse tabú.
En la tarde del 21 de mayo, en las calles de Ulcinj, la ciudad más meridional del litoral de Montenegro, las banderas montenegrinas y albanesas flameaban juntas. El país había alcanzado su independencia en buena medida gracias al voto de las minorías nacionales. Hace tiempo que los cerca de 50.000 albaneses de la pequeña república apoyan el proyecto cívico de Estado montenegrino. Ibrahim Cungu, ex comisario de policía en Ulcinj y dirigente local del Partido Socialdemócrata, afirma que “es posible ser albanés y ciudadano de Montenegro”.
Sin (...)