En las fronteras de Europa, los refugiados están en camino de ser tratados como los otros emigrantes: en un clima de creciente nerviosismo, el asilo se sacrifica cada vez más en nombre de la necesidad proclamada de un «manejo» selectivo de la inmigración. Esta confusión es discutible en cuanto a los principios, dado que conseguir asilo remite a un derecho (consagrado por la Convención de Ginebra de 1951), mientras que la inmigración es de orden discrecional. Esta confusión deriva de la voluntad explicitada por los Estados miembros de la Unión Europea (UE) de revisar el derecho del asilo... para acabar mejor con el derecho de asilo.
Las crecientes desigualdades en materia de bienestar, democracia y paz civil entre países dominantes y dominados alimentan el miedo al desembarco incontrolado de extranjeros. A este sentimiento se agrega el desaliento causado por el probado fracaso de las políticas de recepción e integración de (...)