“La Comisión, teniendo en cuenta la aparición de nuevos problemas relativos al Estado de derecho en Polonia, ha decidido dirigir recomendaciones complementarias al Gobierno polaco –declaraba Frans Timmermans, primer viceministro del Ejecutivo bruselense, el 21 de diciembre de 2016–. La independencia del poder judicial reviste una importancia capital (…). La Comisión será intransigente al respecto”. Desde julio de 2016, Bruselas le reprocha a Varsovia haber realizado una reforma constitucional que limita la independencia de su Tribunal Constitucional.
Al escuchar a Timmermans, la actuación de la Unión Europea en el ámbito de las libertades fundamentales sería tan natural como el gesto de afecto de un escolar hacia una cría de oso panda. Se trata de un sentimiento evidente y ampliamente compartido por los dirigentes del Viejo Continente. “A pesar de todos los problemas, el Estado de derecho sigue siendo el fundamento de la Unión Europea, y es en este ámbito en el (...)