Campos de refugiados o de desplazados, campamentos de migrantes, zonas de espera para personas cuya solicitud de residencia en el país está siendo estudiada, campos de tránsito, centros de internamiento de extranjeros (CIE), centros de identificación y de expulsión, pasos fronterizos, centros de acogida de solicitantes de asilo, “guetos”, “junglas”, “puntos críticos”... Estas palabras ocupan la actualidad de todos los países desde finales de los años 1990. Los campamentos no solo son lugares donde millones de personas viven su día a día, sino que, además, pasan a ser uno de los principales componentes de la “sociedad mundial”, una de las formas de gobierno del mundo: una manera de gestionar lo indeseable.
El fenómeno de la creación de campamentos, producto del desajuste internacional ocurrido tras el final de la Guerra Fría, ha adquirido unas proporciones considerables en el siglo XXI, en un contexto de importantes alteraciones políticas, ecológicas y económicas. Con este (...)