Este bloque de acero que mide 23,2 centímetros de grosor y 4,72 metros de diámetro desempeña un papel crucial en la contención de las centrales nucleares. La vasija del reactor alberga la fisión controlada del uranio en agua a alta presión. Una fisura o una ruptura brutal del recubrimiento semicircular del fondo conduciría a un gran accidente difícilmente controlable. El aumento de presión en el edificio de contención de hormigón ocurriría con demasiada rapidez como para que se pudiera encauzar. Su explosión conllevaría la expulsión de residuos radiactivos a la atmósfera, con daños incalculables como consecuencia.
“Hay que excluir la ruptura”, afirma con vehemencia el presidente de la Autoridad para la Seguridad Nuclear en Francia (ASN), Pierre-Franck Chevet, ante la Oficina Parlamentaria de Evaluación de las Decisiones Científicas y Tecnológicas. Ese 25 de junio de 2015, los representantes electos quedaron estupefactos ante el descubrimiento de los defectos de fabricación de la (...)