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“Tenemos que olvidar las promesas que hicimos”

El robo del voto tailandés

Redactada para propiciar que el poder establecido siga al mando, la Constitución tailandesa acaba de cumplir su cometido: al otorgar un peso desmesurado al Senado, una Cámara que no es elegida por sufragio, ha permitido la elección para el cargo de primer ministro de un líder político que no procede del partido que ganó las elecciones de mayo de 2023... Pero este tipo de apaño institucional pronto puede dejar de funcionar en Tailandia.

por Eugénie Mérieau, febrero de 2024
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VICHIT THAMTHIP. – Máscara de búfalo que representa al genio guardián Phi khon nan, de la aldea de Na Sao, en el noreste de Tailandia, 2013

Una noticia bomba sorprendentemente silenciosa. Hasta el pasado mes de agosto, la prioridad de las autoridades tailandesas –el poder está en manos de militares y monárquicos– parecía ser impedir el retorno al país de Thaksin Shinawatra. Shinawatra, el inmensamente popular primer ministro de 2001 a 2006, fue derrocado por un golpe militar y empujado al exilio. En 2014, un segundo golpe de Estado (contra su hermana menor, Yingluck Shinawatra) consiguió suspender in extremis la aprobación de una ley de amnistía que hubiese permitido a Thaksin volver a la política sin pasar por la cárcel. Sin embargo, desde el 23 de agosto, el político que más ha polarizado Tailandia en los últimos (...)

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