División regional y permanencia de los intereses franceses
El gran cansancio de los marfileños tras la guerra civil
Los acuerdos de Accra (Gahna) del pasado 30 de julio confirmados por las diversas partes en conflicto, llevan la firma personal del presidente Laurent Gbagbo. A diferencia de los acuerdos de Marcoussis, de enero de 2003, que no fueron aceptados por el Jefe del Estado al considerarlos una imposición de París. Miembros destacados de la oposición han sido integrados en el gobierno. Sin embargo, quedan en suspenso importantes temas: la xenofobia, el desarme de los rebeldes, la cuestión territorial y el enderezamiento del país, pulmón de la economía regional. Afectado por dos años de crisis, el modelo de integración pluricomunitario, triunfo histórico del desarrollo en Costa de Marfil, se ha visto afectado profundamente.
por Colette Braeckman,
septiembre de 2004
Dos años después del inicio de la rebelión, los habitantes de Costa de Marfil (marfileños) están cansados. A pesar de que los “patriotas” partidarios del presidente Laurent Gbagbo se desgañitan en las calles de Abidján contra los franceses, y en general contra todos los que tengan la piel blanca, los ciudadanos comunes, en prudente retroceso, suspiran y aseguran que “a esa gente les pagan para que se manifiesten”.
La capital, con su aire de Manhatan africano, da lugar a alguna ilusión, pero un viaje al norte del país da la medida de ese cansancio generalizado. En cada puesto de control, los camiones que unen el puerto de Abidján con los vecinos países de Malí y Burkina Faso, deben pagar 1.000 CFA (unidad monetaria) cada uno, y a veces algo más, a los hombres armados que merodean por allí.
A la entrada de la ciudad de Bouaké, una vez pasada la “zona de (...)