¿Cómo conciliar la libertad de expresión de los caricaturistas con la prohibición en las escuelas del uso del velo, qué participa en la expresión de la identidad?”, escribe el sociólogo Hugues Lagrange. Sin entrar en el debate sobre el uso de los símbolos religiosos, ese tipo de comparación indica una gran confusión filosófica. En efecto, sitúa en el mismo plano prácticas que revelan el ejercicio de la razón y componentes que expresan una fe.
Pilar del movimiento filosófico del siglo XVIII conocido como el Siglo de las Luces, la distinción entre razón y fe contribuyó a fundar en nuestras instituciones la idea democrática, originaria de la Antigüedad. No es que los filósofos en cuestión fueran irreductibles paganos. Si bien Diderot y D’Alembert eran ateos, Voltaire y Condorcet eran creyentes. Esto significa simplemente que, aun reconociendo el papel de las creencias y las pasiones, libres de desarrollarse en la vida privada, la (...)