El 16 de agosto el capitán de aviación Alberto Bayo Giroud –el mismo hombre al que, pasado el tiempo, descubriremos en México D.F., donde Fidel Castro le contrata para entrenar militarmente a los revolucionarios cubanos que pretenden desembarcar en la isla caribeña para derrocar al dictador Fulgencio Batista– tras obtener un mandato de la Generalitat de Cataluña y organizar una tropa de asalto, ha iniciado en las playas del sureste de Mallorca, situadas alrededor de la Punta Amer, el desembarco de un grupo formado por más de cinco mil milicianos –llegarán a ser unos ocho mil quinientos– encargados de recuperar el control de la situación en la isla a favor del gobierno de la República.
Rápidamente, los invasores consiguen hacerse con el control de una quincena de kilómetros de costa pertenecientes a los municipios de Son Servera, San Lorenzo y Manacor, y estabilizar el frente tras avanzar unos siete kilómetros hacia (...)