En Oriente Próximo, los regímenes políticos que se enfrentan a dificultades económicas y sociales han intentado avivar las tensiones regionales para silenciar sus problemas internos. Motivados, como siempre, por imperativos de seguridad y supervivencia, han contribuido a la escalada de tensiones y conflictos ignorando las principales reivindicaciones de los ciudadanos, entre ellas, la necesidad de ser escuchados y el deseo de ser tratados con dignidad. Sin embargo, fueron estas mismas reivindicaciones las que desencadenaron la “primavera árabe”, a partir de diciembre de 2010.
Actualmente, la región vive lo que muchos observadores han denominado una “nueva guerra fría regional”, cuyos frentes resultan a veces contradictorios: el primer conflicto involucra a los Hermanos Musulmanes y la dimensión transnacional de su ideológica islamista; el segundo adquiere la forma de una lucha entre chiíes y suníes. Enfrentamientos similares ya provocaron masacres, pero nunca tan mortíferas.
Los Estados involucrados en esta nueva guerra fría regional se dividen (...)