- SELÇUK
“Un acto de realismo elemental”. Con estas palabras, Óscar Arias Sánchez, entonces presidente de Costa Rica, comentaba en 2007 su decisión de reconocer a la República Popular de China cincuenta y ocho años después de su fundación. A partir de 1949 y del exilio de los nacionalistas del Kuomintang, derrotados por los comunistas, en la otra orilla del estrecho de Formosa –que separa la China continental de la isla de Formosa o Taiwán–, Taipéi se veía como el emblema de la lucha anticomunista. Pudo contar muy rápidamente con los favores de los dirigentes latinoamericanos, alineados con la diplomacia de Estados Unidos. La isla tejió vínculos estrechos con los regímenes militares de la región. Aún hoy, la imponente estatua de Chiang Kai-shek –el dirigente del Kuomintang–, erigida por Alfredo Stroessner en pleno centro de Asunción, la capital (...)