Por su carácter imprevisto, su violencia y los daños que está causando, la guerra en Ucrania ha sumido al mundo entero en la incertidumbre, planteando la cuestión de la financiación de las nuevas emergencias y sus posibles consecuencias sobre el sistema humanitario mundial. Esto se debe a que el conflicto ha surgido en un momento en que muchas otras crisis masivas y duraderas todavía no están resueltas, o incluso parecen tender hacia el olvido.
En 2020, 243 millones de personas (82 millones de las cuales se vieron obligadas a desplazarse forzosamente), repartidas en 75 países (Sudán del Sur, República Democrática del Congo, República Centroafricana, Etiopía, Somalia, Siria, Yemen, Bangladesh, Haití, Venezuela…), sobrevivían gracias a la ayuda internacional de emergencia. Una situación agravada por la pandemia de la covid-19 que, por un lado, ha deteriorado la situación económica, sanitaria y nutricional de los países más pobres, sumiendo a 19 millones de personas (...)