La revuelta de los estudiantes de Quebec vuelve a demostrarlo: las políticas de austeridad ya no pueden llevarse a cabo sin métodos autoritarios. Cuando el Gobierno liberal (centrista) de Jean Charest decidió aumentar el precio de las matrículas universitarias en un 75% durante un periodo de cinco años, más de un tercio de los estudiantes de esa región canadiense se declaró en huelga. El 18 de mayo, en una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional de Quebec se suspendieron los derechos de asociación y manifestación. Secuencia fatal: la amputación de una conquista democrática (en este caso, el acceso a la educación superior) llevó rápidamente a la suspensión de una libertad fundamental.
Esta radicalización se observa en otros países. En Francia, la derrota de la coalición conservadora –luego de una campaña durante la cual se enunciaron todos los tópicos de la extrema derecha– en modo alguno incitó a dicha fuerza a cambiar (...)