Qué hacemos con las fronteras

Los análisis del hecho migratorio tienden a simplificarlo y descontextualizarlo. Millones de personas se desplazan del campo a la ciudad, de un país a otro, por todo el planeta. No sólo los turistas viajan en cifras que representan grandes magnitudes. Comunidades enteras se desplazan, por las buenas o por las malas, y muchas de ellas engrosan los más de mil millones de personas que viven en condiciones de miseria absoluta. Una población rural abandona su territorio por motivos nada recurrentes. Otras comunidades huyen de catástrofes medioambientales. La era de la movilidad, paradójicamente, refuerza las fronteras e intensifica la política migratoria represiva que se concreta en redadas racistas, centros de internamiento, expulsiones y restricciones al asilo. Entender las migraciones obliga a considerar la forma en que el proceso de acumulación capitalista vacía unos territorios y sobrepuebla otros; fuerza el desplazamiento de poblaciones desposeídas y garantiza una mano de obra migrante barata. (...)