G.B.– ¿Qué entiende usted exactamente por terrorismo? ¿Es posible hacer una distinción entre terrorismo nacional y terrorismo global?
J.H.– En una cierta medida, el terrorismo de los Palestinos sigue siendo un terrorismo a la antigua. En ese caso se trata de matar, de asesinar; el objetivo es aniquilar de manera ciega a los enemigos, incluidos los niños y las mujeres. Es la vida contra la vida. En ese sentido es diferente del terrorismo practicado bajo la forma paramilitar de la guerrilla, que determinó el perfil de numerosos movimientos de liberación en la segunda mitad del siglo XX, y que aún hoy en día caracteriza por ejemplo la lucha de independencia de los Chechenos. Frente a ello, el terrorismo global, que alcanzó su punto culminante en los atentados del 11 de septiembre, posee las características anarquistas de una revuelta impotente, en el sentido en que está dirigido contra un enemigo que, en (...)