Tal vez en los próximos años una nueva arma formará parte del arsenal de lucha contra el paludismo: los mosquitos genéticamente modificados. Pero, ¿podrán estos insectos OGM (Organismo Genéticamente Modificado) destruir realmente el paludismo... o no serán más que instrumentos de distracción de laboratorio?
El desafío es importante. Cerca del 10% de la población mundial sufre de paludismo y se estima que esta enfermedad mata entre uno y tres millones de personas al año. Con un 90% de casos de mortalidad, África es el continente que paga el tributo más alto al parásito Plasmodium falciparum; los más afectados son los niños de menos de cinco años. Estas cifras sitúan al paludismo en los primeros lugares de los problemas de la salud pública mundial.
La naturaleza parasitaria de la enfermedad se conoce desde el final del siglo XIX. El parásito fue descrito inmediatamente después y los mosquitos de la especie anofeles fueron designados (...)