Los dirigentes alemanes muestran una confianza inquebrantable en la solidez de su economía. Socialdemócratas o conservadores se alegran de haber llevado a cabo, en los últimos diez años, las reformas estructurales que habrían catapultado al país al puesto de “mayor exportador del mundo”, título que le arrebató China en 2009, cuyas exportaciones han superado en valor a las de Alemania.
Sin embargo, la economía alemana sufrió duramente la crisis financiera de 2008 y el consecuente derrumbe del comercio mundial. El Producto Interior Bruto (PIB) cayó un 5% en 2009, mientras que el de los demás países europeos “apenas” se redujo un 3,7%. A pesar de ello, Alemania es siempre considerada un modelo de estabilidad en el seno de la Unión Europea (UE), especialmente en relación con los países periféricos (Portugal, Italia, Grecia, España, Irlanda). Se menciona, por ejemplo, su moderado déficit presupuestario, inferior al 3% del PIB en 2009 (debería rondar (...)