”No me rendiré y aquí los espero. Yo quiero patria libre o morir.” Fue la respuesta de Augusto César Sandino a la carta que le había hecho llegar el jefe militar estadounidense, instalado en Nicaragua, donde lo amenazaba con perseguirlo hasta la muerte si no deponía las armas. Para esa fecha Nicaragua ya había sido objeto de varias invasiones estadounidenses, siendo la primera entre 1854 y 1856. El Reino Unido también trataba de apoderarse de su costa Atlántica. Ambas potencias consideraban ese territorio centroamericano esencial para la construcción de un canal interoceánico, que finalmente sería construido por Panamá en 1914.
Con el pretexto de ayudar a dirimir confrontaciones políticas y militares entre liberales y conservadores, el secretario de Estado Philander C. Knox, envió tropas en septiembre 1909, que se quedaron hasta 1925. Al año siguiente más de cinco mil “marines” volvieron a desembarcar, y permanecerían hasta 1933. La razón esgrimida en (...)