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Confusión entre lo patológico y lo existencial

La medicalización de la experiencia humana

¿Son siempre signos de enfermedad una perturbación del estado de ánimo o los momentos de tristeza o de tensión? La psiquiatría europea ha sabido evaluar durante mucho tiempo su gravedad y encontrar las prescripciones apropiadas, desde el medicamento hasta la terapia psicoanalítica. Por el contrario, la industria farmacéutica, so pretexto de ciencia, incita a transformar dificultades normales en patologías para las cuales ofrece soluciones.

por Gérard Pommier, febrero de 2018

Ante la realidad del “sufrimiento psíquico” –una de las patologías modernas más importantes–, hace algunas décadas se puso en marcha una maquinaria diagnóstica inédita, que tiene por objetivo rentabilizar ese enorme mercado potencial. Para conseguirlo, ante todo había que remplazar a la gran psiquiatría europea, que gracias a observaciones clínicas múltiples y concordantes reunidas durante los dos últimos siglos había catalogado los síntomas y los había clasificado en grandes categorías: las de las neurosis, las de las psicosis y las de las perversiones. Pertrechado con estos conocimientos, el clínico podía establecer un diagnóstico y distinguir los casos graves de aquellos causados por circunstancias puntuales. Separaba entonces lo que requería ayuda de medicamentos de lo que podía tener mejor solución mediante consulta psicológica.

Psiquiatría clásica y psicoanálisis habían llegado a las mismas constataciones. Ambos enfoques, muy distintos, se habían avalado y enriquecido mutuamente. El mercado del medicamento mantenía por entonces proporciones razonables, (...)

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