La clave de la especificidad de Oriente Próximo no es el islam, sino el petróleo. La riqueza de la región del golfo Arabo-Pérsico llevó al Imperio británico a crear o a consolidar en el flanco árabe entidades artificiales en diferentes grados. Los Estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) poseen la particularidad de que los extranjeros constituyen en ellos la mayoría de la fuerza de trabajo. En casi todos esos Estados (Arabia Saudí, Omán, Kuwait, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Qatar), representan la mayoría de la población, acercándose incluso al 90% en Qatar y en los Emiratos Árabes Unidos.
La riqueza petrolera de la región del Golfo condujo al Imperio británico a consolidar o a instaurar los sistemas monárquicos más arcaicos del mundo contemporáneo. Al explotar y reavivar los vestigios del tribalismo, transformó grupos de clanes en “familias reinantes”, creando poderes absolutistas de tipo patrimonial de los que esperaba (...)