¿Cómo convencer? ¿Cómo conseguir que los abstencionistas, los indecisos, los desencantados voten por una formación de izquierda? Por supuesto, están las medidas del programa, pero ¿cómo darlas a conocer, cómo hacer que lleguen a la gente? ¿Qué conviene destacar, qué valores promover? En fin, ¿cómo lograr una comunicación eficaz que haga atractiva a la izquierda? A ello se dedican sus diversos representantes en mítines, debates y entrevistas televisadas. Nadie se sorprenderá si decimos que la tarea es ardua.
Lo hemos escuchado mucho: el “software de la izquierda” está obsoleto, ya no se puede razonar en los mismos términos que en el pasado, todo ha cambiado, hay que adaptarse, etc.; de sus traiciones, mejor no hablar. Peor, de modo bastante banal se dice que, en última instancia, no hay apenas diferencia entre la izquierda y la derecha y que, en el fondo, ahora el problema es otro; tengamos una visión más amplia, (...)