“Aquí, la ira no es reciente…”. Escrito en un muro a lo largo de una vía de ferrocarril, este grafiti, que data de la revolución de 2011, podría servir de eslogan a una parte de Túnez que fue marginada a partir de la independencia y que siguió estándolo después de la caída de la dictadura de Zine el Abidin Ben Alí el 14 de enero de 2011. También muestra el carácter irredentista de Kasserine, pequeña ciudad de 80.000 habitantes situada en el centro oeste del país.
Conocida por haber sido el bastión de grandes revueltas tribales contra los beys de la ciudad de Túnez y más adelante contra la ocupación francesa, Kasserine es la capital de una gobernación –el equivalente a la cabeza de partido en España– que reúne todas las carencias. En julio de 2012, el Ministerio de Desarrollo Regional y de Planificación la situaba en el último lugar en (...)