Alianza conservadora a la sombra de la amenaza yihadista

A pesar de la excepcional calidez de los primeros días de este invierno, un humor desapacible flota en el ambiente en Túnez. La vida sigue, pero la alegría de las semanas que siguieron a la caída del régimen de Zine el Abidin Ben Alí en enero de 2011 ha desaparecido. Para Túnez, 2015 ha sido un año duro: sufrió tres atentados importantes contra hitos emblemáticos del turismo y del Estado, que fueron reivindicados por la Organización del Estado Islámico (OEI). Como consecuencia, la temporada turística terminó con un balance catastrófico. Los ingresos de enero a noviembre disminuyeron en un 26% y las ganancias, más de un 33% con respecto al año anterior. El crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) posiblemente sea casi nulo. Y para 2016 no hay nada que permita imaginar que la coyuntura ofrecerá perspectivas de mejoras sociales a los tunecinos, abrumados por el aumento de los precios (...)