Un anuncio reciente entre tantos otros: se ha concluido la restauración de la primera parte de la galería de los Cristales en Versalles. Gracias a la generosidad de la empresa de obras públicas Vinci. Con conmovedora ingenuidad, su director de comunicación explica en France 2 que Vinci no sólo está orgullosa de haber regalado a la nación el mantenimiento de su patrimonio, sino también de haber movilizado para ello todas las capacidades de sus propios equipos a través de las filiales del grupo especializadas en restauración. Se entiende que bajo la apariencia de un mecenazgo desinteresado Vinci ha financiado su facturación. Su generosa obra cultural es decididamente una buena operación, monetaria y simbólica.
A decir verdad, lo esencial del mensaje está en otra parte. No se dice nada de eso pero todo el mundo lo entiende: el Estado o es prescindible o financieramente incapaz; las empresas son ciudadanas, además tienen recursos; (...)