La derogación del artículo 370 de la Constitución india, que garantizaba la autonomía del estado de Jammu y Cachemira, se llevó a cabo a escondidas, por decreto presidencial en pleno verano, el pasado 5 de agosto. La maniobra se asemeja a un “golpe de Estado constitucional, una completa traición al pueblo de Cachemira y a nuestra Constitución federal”, subraya el ensayista y periodista Prem Shankar Jha.
El golpe de fuerza se preparó bien. Unos días antes, Nueva Delhi, argumentando unas supuestas “amenazas para la seguridad”, hizo evacuar a los turistas extranjeros del valle de Cachemira, así como a los peregrinos hindúes que iban a Amarnath, en el Himalaya. Se desplegaron varios miles de soldados por la región, que se sumaron a los 500.000 ya apostados allí. Cerca de 4.000 personas, consideradas como “alborotadoras” potenciales, fueron detenidas, entre ellas dirigentes políticos, también proindios, activistas, abogados, profesores universitarios, periodistas, empresarios y ciudadanos de (...)