Más que por su coherencia interna, las escuelas y corrientes de pensamiento se definen por oposición a los sistemas intelectuales rivales y en relación con las fuerzas sociales y económicas dominantes.
Estructuralismo: Por oposición a las filosofías humanistas y de la libertad del sujeto en boga durante la posguerra (Jean-Paul Sartre), el estructuralismo se consagra a identificar regularidades, estructuras objetivas que se imponen a los individuos sin que tengan necesariamente consciencia de ello. Esta corriente se desarrolló en Francia en los años 1950, primero en lingüística (Ferdinand de Saussure), posteriormente en antropología (Claude Lévi-Strauss), historia (Jean-Pierre Vernant), filosofía (Louis Althusser), psicoanálisis (Jacques Lacan), etc.
Postestructuralismo: Frente a las ciencias humanas modernas, sospechadas de establecer verdades unívocas, el postestructuralismo rechaza toda pretensión de veracidad, toda “naturaleza” o “esencia” de las cosas y los grupos. Postula el carácter “construido” de la realidad, la cual sería una maraña de discursos que busca deconstruir. Este posmodernismo, (...)